|
| Arquitectura
del vino | Enoturismo
Paisaje
vital
El
arquitecto Gaspar Aragón analiza el impacto arquitectónico
sobre el enoturismo y advierte de las «estridencias
que rompen el paisaje rural». |
|
La
colosal obra de Ghery en El Ciego/ DÍAZ URIEL |
Algunos
ejemplos
- Marqués de Riscal: Frank Ghery edifica se inspira
en el Guggenheim, en la localidad alavesa del ciego.
Juan Alcorta: El riojano Ignacio Quemada diseñó
la mayor bodega de Europa. Ejemplo extraordinario de
integración paisajista.
- Ysios: Calatrava rompió la ‘armonía’
con su bodega en Laguardia a la falda de la Sierra de
Cantabria.
- Viña Real: El francés Philippe Mazieres
diseñó la enorme cuba de CVNE en Laguardia.
- Paternina: No menos espectaculares son los calados
de Paternina en Ollauri.
- El Molino: La familia Puelles rehabilitó el
molino de Ábalos, que convertirá en hotel.
F Finca Allende: Rehabilita un palacio del XVII en Briones.. |
|
Fachada
de Bodegas Bilbaínas, en Haro, del siglo XIX.
/ L.R. |
Textos: Gaspar Aragón Mora
(Arquitecto).
La gran tradición existente en La Rioja desde
épocas remotas en torno al vino, favorecida por las
características del suelo, su morfología,
climatología y situación geográfica,
así como el desarrollo que el mismo ha tenido fundamentalmente
a partir de mediados del siglo XIX, con la aparición
de las bodegas concebidas como edificio industrial, es decir,
dedicado específicamente a la elaboración
y crianza del vino para su posterior comercialización,
han creado un soporte absolutamente privilegiado para el
desarrollo de un enoturismo cargado de calidad, contenido,
diversidad y elementos culturales en relación al
mismo.
En los últimos años se están edificando
numerosas bodegas de nueva construcción y también
varias ampliaciones de otras existentes que han propiciado
el desarrollo e interacción entre arquitectura del
vino y enoturismo.
Este hecho ha exigido la aparición de otro tipo de
edificios que complementan y desarrollan a nivel cultural,
turístico y comercial la tradicional concepción
de las bodegas. Es por ello que muchos bodegueros, conscientes
de la importancia que el enoturismo va adquiriendo, están
desarrollando proyectos en los que, además de profundizar
como punto de partida en todos aquellos aspectos fundamentales
para la elaboración del vino, incorporan en los mismos
otros conceptos de contenido mas amplio, como el independiente
y adecuado recorrido para los visitantes, la valoración
del paisaje, la implantación de sistemas bioclimáticos
y la realización de construcciones complementarias,
como tiendas, restaurantes, museos, hoteles, y centros de
estudio e investigación, para lo que utilizan como
elemento de marketing e identidad la propia arquitectura.
También muchas instituciones han captado la importancia
del enoturismo en La Rioja, por lo que se están planteando
diferentes proyectos que tienen como finalidad crear centros
de atracción turística en torno al vino y
poder así participar de los importantes beneficios,
económicos, sociales y culturales que ello conlleva.
La Rioja, está salpicada de pueblos cargados de tradición,
arquitectura y cultura en torno al vino que poseen bien
de manera dispersa o concentrada en barrios diferenciados
e incluso autónomos, numerosas bodegas de carácter
industrial y particulares, de muy distintas características
y en muchos casos de gran belleza. Por otra parte, una de
las principales cualidades que determina su atractivo paisaje
rural es su orografía natural, cargada de sensualidad
que se muestra mediante la continuidad y superposición
de delicadas superficies ondulantes cubiertas con cepas
de muy atractivos y variados colores. En este sentido, algunas
bodegas, denotan la falta de reflexión y respeto
a ese entorno y patrimonio cultural, planteando edificios
en unos casos de escasa calidad arquitectónica y
en otros concebidos casi única y fundamentalmente
como reclamo y marketing comercial, con estridencias carentes
de la mas mínima sensibilidad arquitectónica.
La arquitectura puede revindicar su presencia sin tener
porqué ser agresiva, en concreto con un entorno como
el rural, siendo esa por lo tanto una de las premisas que
se debe perseguir en la concepción de estos, en general
grandes edificios.
Por todo lo expuesto y a tenor de los evidentes beneficios
que conlleva el enoturismo, es fundamental realizar un esfuerzo
para crear un corpus sólido, sobre el que se vaya
desarrollando y asentando la actividad para una mejor y
mas prolongada perspectiva de futuro. Es por ello que parece
obligado crear en el menor plazo posible, un plan director
regional sobre el enoturismo, consensuado por las diferentes
partes implicadas, en el que se analice y plasme de manera
aséptica toda su complejidad y problemática,
para así poder desarrollar y potenciar los principales
aspectos comunes, responder a los diferentes intereses,
poner de relieve las cualidades específicas de cada
zona y municipio y proteger el gran patrimonio paisajístico
y cultural que en La Rioja existe en torno al vino.
|
|
|
JAVIER
ERRO / CONSEJERO DE AGRICULTURA |
|
La
Rioja y el espacio europeo del enoturismo
La Rioja apuesta por el turismo. Nuestra historia, nuestra
cultura, nuestros pueblos y nuestras gentes son el mayor
y mejor patrimonio en el que asentar los recursos que
harán del turismo una fuente de riqueza y de consolidación
de nuestro entorno. Y son precisamente éstos los
elementos que hacen de La Rioja un destino turístico
vinculado inexcusablemente a nuestra forma de entender
la vida, a lo que siempre hemos sido y a lo que queremos
seguir siendo: un enclave privilegiado en el que lo fundamental
es lo más cercano, lo que atesoran nuestros pueblos,
nuestros valles, nuestra naturaleza en definitiva.
Y unido a esta inagotable fuente de recursos –el
paisaje riojano en sí mismo es un recurso de primer
orden– se sitúa la actividad en nuestros
campos y en nuestras bodegas, porque, si alguna actividad
nos identifica ante los ojos de los visitantes, es sin
duda la vitivinicultura, una actividad que emana de nuestros
más recónditos orígenes y que a lo
largo de nuestra historia ha moldeado incluso nuestra
manera de ser y de entender nuestra realidad y el mundo.
Y sin duda, el rico patrimonio –de toda índole–
vinculado a la vitivinicultura riojana supone el principal
referente turístico. Con una creciente demanda
del turismo cultural dentro y fuera de España,
La Rioja se presenta como paradigma de un modelo que desde
hace algunos años está dando resultados
muy satisfactorios.
El mundo del vino viene moviéndose desde hace años
en dos direcciones, si no opuestas, sí al menos
divergentes. Por una parte, los países emergentes
–Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, Sudamérica,
etc.– han optado por un modelo productivista, afirmado
en los resultados económicos. Por otra, Europa
y los países donde la viticultura supone no sólo
una actividad económica, sino que atesora una larga
tradición vinculada al respeto a una forma de producir
y de entender lo que se ha venido a denominar la ‘cultura
del vino’. Ambos modelos pugnan por acaparar la
mayor cota del mercado, y en esa lucha también
participa la concepción de la vitivinicultura como
recurso turístico. De hecho, el negocio del enoturismo
ha tenido un desarrollo sustancioso en todo el mundo,
y especialmente en los países del ‘nuevo
mundo’. El reto para los países europeos
si quieren mantener la competitividad obliga a unir energías
y encarar el mercado como una única y gran entidad.
Sin perder la identidad de cada zona productiva –de
cada denominación de origen, en definitiva–
Europa debe ser consciente de que el turismo vinculado
a la vitivinicultura es un recurso nada desdeñable
y que la estrategia a seguir debe ir encaminada a la defensa
de nuestro modelo, el que al fin y al cabo nos ha permitido
situarnos en los primeros lugares en cuando a calidad.
Europa ya ha comenzado a dar los primeros pasos para hacer
causa común respecto al enoturismo. Las regiones
vitivinícolas europeas han mostrado un interés
claro por desarrollar una estrategia uniforme. La Rioja,
dentro de este espíritu, se muestra receptiva a
estas propuestas, algunas de las cuales han surgido desde
el propio seno de la AREV, y que vendrían a reforzar
las políticas que ya se están aplicando
en nuestra región para hacer del enoturismo uno
de los principales referentes de nuestra identidad. Nuestra
mejor baza es que contamos con unos recursos valiosos
en sí mismos y con un sector que comprende la necesidad
de apostar por el turismo enológico. Los resultados
están respaldando esta apuesta y a buen seguro
que el futuro todavía será mejor. La Rioja
sabe lo que quiere y cómo llegar a conseguirlo,
y por eso se están dando los pasos necesarios para
hacer del turismo enológico un ingrediente destacado
de la actividad vitivinícola.
|
|
|