 |
Palacios
en la nave de barricas de la bodega de Alfaro. / F.DíAZ. |
Textos: C. Somalo
Es un soñador. Un enamorado de la garnacha con
una personalidad muy marcada. Sus vinos son tan desbordantes
como el propio personaje. Son personales, diferentes, singulares.
Exclusivos. Álvaro Palacios (Alfaro, 1964) es el
enólogo riojano más internacional. Uno de
los nuestros. Y su sueño, el más inmediato,
es hacer un Rioja con alma, su gran obra.
– Buen año. Una prestigiosa revista americana
le concede el premio como ‘bodeguero del año’.
Diario LA RIOJA, en su tierra, le otorga uno de sus Premios
Excelencia.
– Lo primero, quiero agradecer a Diario LA RIOJA este
premio, que me llena de ánimos.
– Unos dicen que usted nada a contracorriente y otros,
que es un iluminado...
– ¿Y eso es bueno o malo? Yo soy una persona
normal que sueña cada día con hacer el vino
mejor.
– Ya sabe que algunos, aunque no lo digan abiertamente,
cuentan que su trayectoria ha sido un tanto ajena al Rioja...
– Quienes piensan eso son personas que tienen otros
planes para La Rioja Baja y no creen en su futuro vitivinícola.
– Si no le importa, ¿qué hay que hacer
para llegar arriba? ¿cuál es la receta?
– No creo que esté arriba. Yo trabajaré
el resto de mi vida para poner el vino español en
lo más alto.
– Pero lo suyo ha sido llegar y besar el santo. En
Priorato, en El Bierzo...
– Al santo hay que sacarle mucho brillo y pasearlo
mucho por todo el mundo. Involuntariamente, el crecimiento
que han experimentado el Priorato y El Bierzo han causado
una admiración internacional incomparable.
– ¿Qué se trae entre manos en Alfaro?
– Dignificar su viñedo y dárselo a conocer
a todo el mundo. Si me dejan, Alfaro podrá ser un
lugar reconocido y respetado internacionalmente.
– No hace mucho dijo que su gran proyecto está
por llegar y hablaba de las faldas de monte Yerga...
– Y en el valle. O en el Rihuelo... Cada paraje de
Alfaro tiene su atractiva singularidad.
– Algunos sospechan que su proyecto de Rioja no tendrá
los tintes de los otros dos del Priorato y El Bierzo...
– Esto ya lo he oído en otras ocasiones. Cuando
empezaba con mi sobrino el proyecto en El Bierzo también
me decían aquello de que ‘segundas partes nunca
fueron buenas’.
– Hablando de usted, a alguno le he escuchado decir
que vende mejor que elabora o que elabora tan bien como
vende.
– Hace tiempo que no vendo.
– Recientemente se declaraba español... Imagino
que salir fuera, a los mercados del exterior tiene para
usted ese referente de procedencia...
– Sí. Y muy flamenco. Cuando has vivido en
diferentes países algunos años y sigues viajando
sin parar, percibes una España llena de encantos
y enormes posibilidades.
– El sector vitivinícola de Rioja se plantea
un plan estratégico para el futuro...
– No tengo ni idea de cuál es.
– Y si hablamos de la introducción de nuevas
variedades... De un mercado internacional dominado por variedades
francesas... ¿Cuánto vale la singularidad
del Rioja como elemento diferencial?
– En términos genéricos, en La Rioja
hemos perdido un poco la esencia original plantando marcos
amplios, emparrando y regando. Actualmente y aparte de la
gran cultura que tiene el vino de Rioja, el factor más
atractivo que le queda es la singularidad cualitativa de
sus variedades autóctonas.
– Aquí estamos mirando el bocado apetecible
del gigante americano. Usted lo conoce bien. Empleando variedades
históricas sus vinos han sido siempre de culto entre
los prescriptores con más predicamento de Estados
Unidos...
– La irreprochable dinámica comercial del Nuevo
Mundo y sus vinos mediterráneos ha potenciado un
nuevo gusto que tanto nos ha beneficiado a España,
país de abundante luz. Pero, por otro lado, estos
nuevos vinos están derramando una monotonía
y un aburrimiento gustativo y espiritual que acabará
beneficiándonos. Aquí deberíamos depurar
nuestro instinto en plantar nuestras mejores garnachas,
tempranillos y, en menor medida, gracianos y mazuelos en
sus lugares idóneos para conseguir su mayor precisión.
– Pero hay cierto sectarismo excluyente entre los
prescriptores, tratando de imponer unos gustos sobre otros.
– Todas las zonas históricas de España,
y sobre todo La Rioja, disfrutan de la gran virtud de ser
únicas en sí mismas. Su patrimonio vitivinícola
es su gran fuerza. Y para vender sólo hay que cuidar
la imagen de nuestros paisajes, viñedos y bodegas,
hacer el mejor vino y, una vez acabadas las vendimias, viajar
periódicamente para explicar y convencer rotundamente
de nuestra maravillosa calidad y singularidad, a prescriptores,
comerciantes, clientes... invitándoles a que nos
visiten y vivan la experiencia con nosotros.
– ¿Por qué se contrapone tradición
con modernidad?
– No se contrapone. Lo que ocurre es que como todos
recordamos, hubo un tiempo que a todos los profesores de
viticultura de Madrid les dio por desestimar y aniquilar
todo lo que fuera artesano o viejo. Recuerdo que los abuelos
eran los tontos.
– Viniendo de Alfaro y de una familia vitivinícola,
imagino que no le va a resultar difícil conjugar
tradición con modernidad.
– Yo estoy buscando la época de mi bisabuelo.
– Ahora, como hace unos años con el turismo
rural, todo el mundo habla de enoturismo.
– El culto que el público está dedicando
al vino merece la respuesta de los productores. Pero no
consiste sólo en abrir una tienda en la bodega para
vender unas botellas. Hay que preparar visitas al campo,
a los viñedos, con explicaciones sobre la cultura
del lugar, la vida natural, su edafología, el clima,
etc..., y que disfruten de su encanto, que recuerden el
lugar en su copa.
– En La Rioja Baja han organizado ustedes una asociación...
– De momento hemos creado una asociación de
productores de Alfaro y Aldeanueva de Ebro en torno a Yerga
y sus valles para buscar alternativas y embellecer y proteger
su entorno histórico y natural, que vuelven a estar
amenazados.
– ¿Cuáles son las carencias?
– Que Gobierno regional y ayuntamientos crean en nosotros.
– Una última cuestión. La Rioja Baja.
¿Qué tiene la zona para afrontar el futuro
y sacudirse el tópico de que los grandes vinos se
han hecho en las bodegas de La Rioja Alta?
– Primero, pertenecer a La Rioja, industria vitivinícola
incomparable a muchas zonas del mundo. Segundo, pertenecer
a España, país del que más se espera
en todo el panorama mundial. Y tercero, el tópico
del que me habla nos lo vamos a quitar con un vaso de vino
de Alfaro, garnacha y tempranillo 2005, que acabo de prensar
y que nos va a transportar a la emoción más
divina.
|