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| INVESTIGACIÓN | EN LA VIÑA

Savia azul

Roda recupera 550 biotipos de cepas viejas de tempranillo.

Agustín Santolaya
Agustín Santolaya, gerente de Roda, muestras las diferencias entre racimos. /L.R.

Textos: A. GIL

El siglo XX ha pasado una honda factura genética a la viticultura. Siete únicas variedades propias autorizadas y una gran uniformidad de clones tendente a mejorar la productividad del viñedo (especialmente acuciante a partir de los años 70) es la herencia de la globalización del cultivo y de la elaboración vitivinícola.

El arranque de cepas viejas y su sustitución por material genético de ‘laboratorio’ es la causa de la, probablemente, mayor uniformidad mundial de los vinos de toda la historia. Bodegas Roda se propuso ya hace siete años luchar contra el ‘rodillo’ y hoy ha logrado rescatar 550 biotipos de cepas viejas de tempranillo plantadas a lo largo de toda la geografía riojana. Un arduo y meritorio trabajo de selección que ya da sus frutos y que dará aún más en el futuro: «Cada viñedo de tempranillo viejo que se arranca –explica Agustín Santolaya, gerente de Roda– se lleva con él innumerables y valiosísimos matices genéticos que nunca se recuperarían».

Roda, una de las pocas bodegas que sigue creyendo en la selección y coupage de las mejores cepas de las tres subzonas, recorrió de cabo a rabo la geografía riojana captando material vegetal de los mejores tempranillos viejos y reinjertándolos (antes de que los viticultores originales los sustituyeran por cepas más nuevas) en una finca de 15 hectáreas en la que hoy cultiva esos 550 biotipos: «Lógicamente –continúa Santolaya–, los hay mejores y peores, pero toda esa información nos permite mantener la esencia de Rioja para plantar las mejores viñas en los terrenos más aptos». En este sentido, la bodega jarrera realiza un seguimiento del ciclo mediante una completa ficha que analiza 30 caracteres de cada cepa (vigor, tamaño de la hoja, número de racimos, tamaño del racimo, así como la respuesta a enfermedades, características del brote, el envero...).

El resultado es una parcela de 15 hectáreas donde se han plantado los 550 biotipos que cada año se vendimian por separado y cuya producción (una muestra) se guarda en bolsas de plástico para su congelación y posterior estudio en laboratorio: «Sin duda –explica el gerente de Roda–, se trata del banco de germoplasma de tempranillo más importante del mundo». «Hemos comprobando –añade– que los hijos (los injertos) se parecen a los padres y hemos seleccionado 260 biotipos sin virosis».

Tras cinco vendimias, Roda ha agrupado los tempranillos por familias y la próxima labor será encontrar los suelos idóneos para cada familia: «Es un trabajo –insiste Santolaya– para generaciones, pero la garantía de que los mejores tempranillos de Rioja seguirán existiendo ya es una realidad».

Cepas de sangre azul que, gracias al proyecto de investigación de Roda, con el apoyo del CDTI y de la Consejería de Agricultura, seguirán cultivándose en las mejores tierras de Rioja.


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